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Busan y la isla de Jeju

Cuándo buscábamos información sobre Corea, a parte de Seul, siempre aparecían Busan y la isla de Jeju. Los tres juntos son sin lugar a dudas los puntos más turísticos del país. A continuación os contamos cómo lo vivimos en nuestro viaje a Ítaca.

Busan

A primera vista Busan nos pareció un poco como Seúl. Una ciudad muy grande, con mucha gente en la calle, mucho restaurante, con un centro muy moderno y con rascacielos inmensos. Pero en poco tiempo nos dimos cuenta de que dista mucho de parecerse a la capital coreana.

Panorámica de Busan

Tiene templos budistas preciosos y algunos nada visitados; en el centro de la ciudad hay zonas de auténtico bosque, donde puedes hacer rutas de senderismo sin ni siquiera oír el ruido de la ciudad; tiene el mejor mercado de pescado de toda Corea y está localizado en una zona de islas que están conectadas entre ellas por puentes, creando una panorámica por la noche espectacular.

Vista nocturna de la ciudad

El mismo día que llegamos a Busan, habíamos embarcado a nuestra furgoneta Ulises en un barco rumbo a Australia. No llegamos a esta ciudad en el mejor de nuestros momentos, ya que nos dio mucha pena dejar a nuestra casita con ruedas en manos de unos desconocidos y además, sin saber cuándo la íbamos a volver a ver. Pero Busan se encargó de quitarnos la tristeza de nuestras mentes en seguida.

Recinto donde se celebra todos los años el festival internacional de cine de Busan

Carrito de comida típico en toda Corea, donde comes por dos duros

Ajetreadas calles de Busan

Y empezamos con lo mejor de Busán:

Admirar las vistas del barrio financiero y de sus rascacielos desde el parque de Dongbaek

Si te acercas a este parque por la noche, podrás admirar unas vistas de Busan iluminada. Ya os habréis dado cuenta de que a los coreanos les encantan las luces nocturnas.

Ruta costera en el barrio de Yongho Dong

Consiste en un sendero que va a la falda de un monte que hay en el barrio de Yongho. Nosotros recorrimos este camino que serpentea a la falda del monte y a pocos metros del mar. Una chica que conocimos en el metro nos habló de este lugar, que no sale en ninguna guía turistica. Nos dijo que era su lugar favorito de la ciudad, y la verdad es que a nosotros nos encantó

Mercado de pescado de Jagalchi

Ya hemos hablado de este mercado en nuestro post Experiencias con la comida coreana. Famosísimo por su gran cantidad de pescado y por ser el mejor de Corea. En muchos puestos presumen de traer parte de su género en avión desde la Isla de Jeju, aunque en realidad la mayor parte es traído por los barcos de pesca que lo descargan allí mismo, ya que el mercado da al puerto pesquero de la ciudad.

Ruta hasta el monasterio budista de Seokbulsa

Monasterio de Seokbulsa

Comenzamos la ruta en un CableCar que nos subió hasta las inmediaciones del fuerte de Geumjeong Sanseong y que nos ahorró la parte más dura de la subida. Desde el CableCar pudimos ver una de las mejores vistas de la ciudad. Hay que decir que el CableCar es bastante viejo y a veces da la sensación de que se va a desmoronar cuando ves todo el óxido que se está comiendo al aparato.

Vistas de Busan desde el Cable car

Una vez arriba tomamos la ruta que nos llevaba hasta el fuerte de Geumseong y desde allí empezamos a preguntar por el monasterio a todo el que nos encontrábamos, ya que las pocas indicaciones que hay, estaban en coreano y no se entendían.

Esto se encuentra en el mismo Busan

Entrada al fuerte de Geumseong

¿Qué habrá a 500 metros?

Tras dos horas de una preciosa ruta, encontramos perdido en una montaña en pleno Busán, el pequeño monasterio de Seokbulsa.

Se trata de un monasterio cuyos templos son de piedra, a diferencia de la mayoría de templos en corea que son de madera. Pero su verdadero interés no reside en estos templos. En la parte de atrás de los edificios, se encuentra un patio formado por las mismas montañas en la que están esculpidas en piedra unas inmensas figuras de buda y los protectores del budismo.

Buda esculpido en la roca

Gamcheon culture village

Panorámica del barrio de Gamcheong

En este barrio, que está dentro de Busan, vivía antiguamente la gente con menos recursos de la ciudad. Básicamente era como favelas brasileñas, sin agua, electricidad, canalizaciones… A día de hoy sí que cuenta con todas estas comodidades, y en 2009 numerosos artistas colaboraron con obras muy coloridas haciéndolo a día de hoy un barrio muy pintoresco.

Pececitos de colores

Desgraciadamente las hordas de turistas acuden a diario a visitarlo e incluso hay que hacer largas colas para hacerse una foto en los lugares más populares, como con una estatua del principito que hay en la villa (foto que nosotros no tenemos). No obstante, dando un paseo y curioseando sus callecitas menos transitadas por el turismo, fue bastante para disfrutar de Gamcheon.

¡Con esta gente no hay quien se entienda!

Tras mucho trastear encontramos una exposición de cuadros de un artista ruso en la biblioteca pública. Acabamos pasando allí la tarde tomando unos vinos y un aperitivo por cortesía del artista, mientras hablábamos un poco con él y disfrutábamos de sus obras, que la verdad, nos gustaron mucho.

Isla de Jeju

Desde Busan volamos a la Isla de Jeju para pasar unos días. Allí alquilamos una moto para así recorrernos la isla fácilmente y la verdad, fue la mejor opción.

¿Camino de Santiago? ¿En Corea?

Jeju está considerada uno de los mayores atractivos de Corea. Sin embargo, discrepamos respecto a esto. A nosotros nos desilusionó bastante, ya que está masificada por el turismo local (hay un vuelo a la hora a Busan y otro a Seúl, además de vuelos internacionales) y hay que pagar por todo (cataratas, un cráter en medio de la isla, una formación rocosa con piedras hexagonales…) con lo cual ha perdido el encanto que pudo tener años atrás.

Visitando una antigua villa de la isla

Típicas estatuas esculpidas en piedra de la isla de Jeju

Pasamos cuatro días con la moto en los que recorrimos la costa este de la isla, visitamos  los alrededores de Seogwipo y fuimos a  la isla de Udo. En esta ultima, tradicionalmente las mujeres se dedicaban a mariscar como lo hacen los percebeiros gallegos, mientras los hombres cuidaban de la casa. Hoy día todas estas mujeres se dedican al alquiler de motos y coches eléctricos para los turistas que invaden la isla.

Sin embargo, los dos últimos días hicimos dos cosas que nos encantaron, y que están entre las mejores experiencias de Corea:

Parque nacional de Hallasan

En este parque hicimos una ruta que sube hasta el volcán que dio origen a Jeju. La ruta nos llevó todo el día y tuvimos que ir bien pertrechados y con suficiente agua. Además tuvimos que empezar temprano, ya que si no, no da tiempo a hacer la ruta entera y los guardas podían cerrarnos el paso si llegábamos demasiado tarde.

Inicio de la ruta

Lo que encontramos en la ruta fue un otoño coreano en todo su esplendor. Probablemente no lo sepáis, pero la mejor época para visitar Corea es en otoño por sus espectaculares paisajes, y esto es lo que pudimos apreciar en Hallasan.

Otoño coreano en el parque Hallasan

Al inicio de la ruta los árboles están todavía verdes, pero a medida que vas subiendo de altura, las montañas se vuelven más escarpadas, el sendero se hace más vertical y aparecen los colores marron, rojo, naranja y amarillos en el follaje de los árboles. La montaña se ve imponente por su verticalidad, a la vez que preciosa por sus colores. Es un paisaje que hacía que nos parásemos constantemente a observarlo con calma.

Tras disfrutar durante un par de horas de este paisaje, todo vuelve a cambiar, y entonces sobrepasamos las nubes y en vez de árboles ahora hay arbustos, más típicos de las zonas de altura. Finalmente, a tan sólo 1950m llegamos al punto más alto de toda Corea del Sur, desde donde pudimos ver el cráter del volcán. Todo un espectáculo

Agotados tras la parte más dura

¡Por encima de las nubes!

¡Por fin la cima! Al fondo el cráter del volcán

Jimjilbang en la ciudad de Jeju

¿Qué es un Jimjilbang? Los Jimjilbang son un concepto Japonés que está muy extendido en Corea y que consiste en edificios con baños y saunas separados por géneros y donde la gente va completamente en bolas desde el momento en que se entra. Además, es posible dormir en ellos, y eso es lo que hicimos nosotros.

El tema es que suelen ser muy baratos. Nosotros pagamos unos 6€ por persona, mientras que un hostal ronda los 15€ por cabeza.

Al principio quisimos pasar una noche solo como experiencia, pero nos gustó tanto que nos quedamos dos.

En el que estuvimos había 5 plantas: 1ª Recepción 2ª Baños y saunas para mujeres 3ª Zona común con suelo radial 4ª Baños y saunas para hombres 5ª Zona común sin calefacción.

Recepción del Jimjilbang

Como comprenderéis, no pudimos hacer fotos del interior del Jimjilbang, pero simplemente buscando Jimjilbang en Corea en Google podréis haceros una idea de cómo son estos lugares.

Evidentemente en las zonas comunes hay que ir vestido, pero tienes que llevar un pijama que te da el personal del Jimjilbang.

En la zona de baños y saunas hay varias piscinas con agua a distinta temperatura, saunas, también a varias temperaturas en función de lo que seas capaz de aguantar y un montón de duchas. Además hay una zona para relajarte y ver la tele fuera de las zonas de baño (por supuesto, en bolas).

Esto es todo una cultura. La gente pasa horas allí aseándose, relajándose, hablando de béisbol o viendo las noticias. Y nosotros la verdad es que le cogimos el gustillo, en especial María, pues el segundo día se llevó todos sus potingues para hacerse una sesión intensiva de cremas.

Tras más de una hora de aseo, nos pusimos nuestros pijamas y nos fuimos a la quinta planta, donde nos echamos a dormir en el suelo. Esta planta estaba llena de esterillas en el suelo a modo de cama. Para apoyar la cabeza, usaban un minúsculo ladrillo de goma-espuma forrado que hacía las veces de almohada. Parece incómodo, pero no os podéis hacer una idea de lo bien que dormíamos después de toda aquella sesión de higiene.

No siempre encontramos en el camino lugares idílicos como los que nos prometían los panfletos, a menudo buscas un lugar o una experiencia con muchas expectativas y acabas llevándote un chasco. Nosotros, creemos que no hay que obsesionarse con ver o hacer las cosas más populares, o por hacerse la foto en el lugar más idílico para subirla a las redes sociales. Como en el caso de la foto con el principito o la isla de Jeju, nosotros buscamos otras alternativas, que nos llevan siempre a tener experiencias inesperadas.

¡Y pide que el camino sea largo! ¡Lleno de aventuras, lleno de experiencias!